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La geniera...y otros cuentos

Un corazón metralleta no puede matar

Que cantaban los Fresones Rebeldes.

Pero de las genieras en épocas de exámenes no decían nada, así que peligra la integridad física de los pequeños monstruitos de mi barrio.

Hoy un mocoso de unos noventa centímetros ha tenido la amabilidad de acompañarme y entretenerme con su amena conversación durante el breve trayecto que separa mi casa de la biblioteca. Que me ha dado la brasa durante quince minutos, vamos.

Durante dicho periodo me ha informado pormenorizadamente de todas las actividades a las que iba a dedicar su tiempo así como del origen y destino de la, medio vacia por culpa de su querida hermana, bolsa de magdalenas que portaba como único bien.

El niño, ajeno al sentido irónico de sus palabras, o no, también ha tenido a bien compartir conmigo que en el lejanísimo día de ayer, logró mantenerse callado durante, atención, nada más y nada menos que: quince minutos; hazaña ésta muy alabada en su casa

Después, se ha alejado de mi sin despedirse.

6 comentarios

El bombón -

ya me imaginaba que no ibas a compartir mi visión de la escena :DDDDDDDDD

Laura -

jajajajajajajajajaja

la geniera -

Cada uno tiene su propio concepto de ternura. A mi el niño sólo me producía urticaria :S

El bombón -

a mi me ha parecido muy tierna la escena xD

la geniera -

Y si te digo que el niño además era chino pero hablaba el castellano con un perfecto acento maño, eh!

Laura -

jajajajaja vaya cosas te pasan...