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La geniera...y otros cuentos

Ayer me fuí de cañas

Abrí una puerta un poquito, apenas una rendija, lo suficiente para ver luz al otro lado, que era mi lado en este caso, aunque la puerta no fuese mía... ni suya.

Y ahora que ya he asumido que no puedo prometerme que no lo volveré a hacer, porque sé que lo volveré a hacer; ni tampoco que no me volverá doler, porque lo hará; al menos voy a procurar quedarme muy quieta, como si me acechase un animal que no pudiera verme, pero si sentirme.

A ver si pasa de largo.

A ver si se come a otr@.

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