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La geniera...y otros cuentos

De este finde habría que repetir sólo la mitad

Viernes noche, me manda un sms mi amiga (a partir de ahora la llamaré U. que es la inicial del apodo porque si pongo la inicial del nombre se va a confundir con otras mil) para quedar en plan tranqui:
Traete unas pelis a mi casa que yo compro la bebida
Me encantan estos planes.

Vimos dos pelis "Annie Hall" y "La flaqueza del Bolchevique" y nos bebimos....bueno esto mejor lo dejo en manos de vuestra imaginación para no seguir ampliando mi fama de alcohólica. Y hablamos, que es lo que más solemos hacer. El tema de la noche fue "La confianza" y de esto me sale otro artículo así que os esperais.

Y a eso de las 7:15 de la mañana a una servidora le dió por mirar inocentemente el reloj y casi me quedo allí del susto. La verdad es que perder la noción del tiempo es algo que no me pasa mucho pero de pasarme pués a lo grande.

Dormí unas dos horas y empezó la sesión de peñazo familiar en vena. Que si paseo para aquí, que si paseo para allá, que si compra no se qué...en fín, muerte y destrucción. Y a eso de las ocho era la misa con reedición de boda incluida. Yo, que voy a misa una o dos veces al año por acontecimientos familiares, me aburro soberanamente así que me dedico a hacer justo lo contrario de lo que hacía cuando iba todos los domingos. En vez de desconectar y estar en mi mundo durante esos eternos cuarenta minutos, pués escucho con total fruición el discurso panfletario y absurdo que el cura pronuncia con total desvergüenza ante el más o menos absorto auditorio.

Destacaré sólo un detalle de la homilía para que veais hasta que extremo se puede manipular. Dió la vuelta por completo a una de las parábolas más decentes de la Biblia. Esa que termina diciendo Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios, que no es ni más ni menos que el mayor alegato en pro de la división de la vida civil y religiosa y por lo tanto de los poderes que en cada una intervienen. Pués el cura (me estoy conteniendo para no llamarle lo que entonces pensé de él) afirmó, haciendo gala de una demagogia a prueba de bomba, que esto no quería decir que las leyes aprobadas en el Parlamento fueran buenas y por lo tanto debieran de ser cumplidas, no, porque si esas leyes iban en contra de preceptos divinos (toma ya!) el poder de Dios prevalecía por encima de todos los demás. Me hace una gracia infinita la saña con la que atacan el matrimonio homosexual y las apenas referencias que dedican al hambre o las guerras en el mundo. En fín.

Menos mal que la cena estuvo bastante bien. Eso sí, unos tapones para los oidos no me hubieran venido nada mal.

PD: Sigo buscando casa rural. Es que todo el mundo tiene puente o que! Que yo no tengo jo!

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