Por eso
Por eso dejé de escribir. Entre muchas otras cosas. Entre el tiempo que nunca ha sido mío y las cosas mías que nunca me gustó compartir y el saberme no demasiado buena, no demasiado interesante.
Pero eso fue lo más determinante, el fin, el motivo, la gota que hizo derramar el vaso y abandonar esto que tanto me había gustado hacer desde siempre.
Porque fue por eso por lo que dejé de escribir, por la inmensa tristeza que se desprendía de todas mis palabras y de todos los silencios que se dejaban ver entre ellas.
Y desde que comencé a escribir esto me prometí a mi misma que no volvería a abandonarme en esa tristeza y de momento voy cumpliendo, unas veces mejor que otras pero me mantengo lejos.
Y desde que empecé a escribir esto la noto rondándome. La noto a mi alrededor, expectante, en apariencia dormida pero latente, envolviéndome de alguna forma.
Y la noto viva a mi alrededor, la noto acercárseme, apenas rozándome al principio y golpeándome a medida que entra en mi.
Y he aprendido a adelantarme a ella, a notar su presencia antes de que sea demasiado tarde, a verla cuando apenas se dibuja su silueta a lo lejos.
Y entonces lo dejo. Hago otras cosas, me distraigo, me mantengo ocupada, me alejo de todo papel en blanco, me olvido y se difumina poco a poco hasta desaparecer.
Y aprovecho los momentos de absurdo total para escribir y la rabia que también desprende mucho de lo que escribo porque no me preocupa.
Porque no puedo prometer que no volveré a escribir como lo hice entonces, porque sé que lo haré, porque ya lo he hecho, pero si puedo prometer que nadie volverá a leerme.
2 comentarios
la geniera -
Cosas pasadas.
Agua pasada no mueve molino, dicen.
ciclotimia -