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La geniera...y otros cuentos

Póngame cuarto y mitad de invierno

Agosto ya está aquí y el verano galopa, más que camina, a su fín. Porque no nos engañemos, el verano no durá hasta el 21 de septiembre, no; el verano dura julio y unas tres semanas de agosto, con suerte.

Septiembre se ve ya sin levantar la vista y el agobiante aliento de los exámenes se ha instalado en mi nuca para no marcharse.

Quizás es hora de hacer balance. Ya he dicho alguna vez que para mi los años empiezan en septiembre, lo de enero es un formalismo casi administrativo.

Quizás debería esperar a que se pasen los exámenes para hacerlo.

Hoy he quedado con mi amiga A. a tomar café. Se va el viernes a Alemania. Me ha dicho que vaya a verla.

Tengo un problema con A. que me impide relacionarme de manera abierta con ella. Nunca se si lo que dice le sale de dentro o lo dice porque es lo que cree que tiene que decir. Es tan correcta, dulce y empática que jamás te dirá lo gorda que le caes a la cara.

Y le tengo cariño. Mucho. Ella fue la primera persona que se acercó a mi en la universidad. Si pensaís que ahora soy autista tendríais que haberme visto por entonces... Ese es el tipo de cosas que hace de ella un ser adorable. Pero cada vez que estoy con ella no puedo evitar tratar de escudriñar en su mirada que hay de verdad en sus palabras y eso es muy cansado. Me agota.

Quizás vaya a verla pero no le he prometido nada.

 

Geniera modo Estancada

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