Don Pedro
Ayer me crucé con un cura con alzacuellos pero sin sotana que iba fumando por la calle (de hecho visto de espaldas con sus ademanes tan poco apostólicos hubiera pasado por uno cualquiera como tu y como yo...bueno, como yo no XD) y en ese momento saltó en mi cerebro uno de esos misteriosos resortes que hacen que recuerdes algo que tenías ahí almacenado apolillándose (me imagino a una secretaria diligente con moño bajo y gafas picudas levantándose de su mesa perfectamente ordenada y dirigiéndose con presteza y sin dilación a los archivadores de mi escasa memoria....iconografía cinematográfica me temo).
Recordé a mi profesor de solfeo (de cuando mi madre todavía pretendía fomentar mi/nuestras aptitudes artísticas). Se llamaba Don Pedro y era cura. Tenía esa voz potente, grave y penetrante curtida en salmos y en misas y rosarios cantados.
De aquella época provienen todos mis conocimientos técnico-musicales de los que apenas retengo las distintas claves y como se dibujaban artísticamente; los tipos de notas, aquellas barrocas garrapateas con su infinidad de patas; el pentagrama, siempre con sus líneas rectas y equidistantes; y los compases marcados contra la mesa con el puño mientras cantabamos.
... y un, dos, tres y cuatro...
Y recuerdo el día de pago. Nosotros le llevabamos el dinero que previamente nos habían dado nuestros padres y él se guardaba una parte y con el resto mandaba a uno de nosotros a comprar chocolate. Y así acaban las clases de los viernes, todos poniéndonos morados de onzas de chocolate, blanco, con leche y negro, repartidas equitativamente.
Es el único cura al que tengo cierto cariño.
2 comentarios
la geniera -
El bombón -
Es que suena bien la palabra: fusa! fusa!
Estoy fatal xDD