Existen unos límites claros y diáfanos y existen unos límites que parecen (parecen) puertas abiertas
Y aprender a distinguirlos debería ser materia obligatoria en los colegios.
Y, particularmente, creo que deberían destinarse a tal fin las horas que perdimos leyendo el Quijote, aprendiendo a saltar el potro, lidiando con conjuntos vacios, maravillándonoslas con los acentos diacríticos, empezando a estudiar Historia siempre (siempre, siempre) desde la Ilustración, memorizando capitales, fechas y nombres, localizando cordilleras y rios, diferenciando minerales que no volveremos a ver en la vida... y todas (todas, todas) esas interminables horas que emplearon nuestros educadores en quejarse de lo que fuera, desde el sistema educativo del momento, hasta nuestra propia ineptitud (comparada siempre con la inteligencia sobrehumana de unos "otros" dignos de la isla de Perdidos).
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la geniera -
Mem -