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La geniera...y otros cuentos

...ni nuestros

Es curioso como en la más absoluta monotonía algo destaca. Algo que llama tu atención y te hace mirar como si fuera la primera vez. Entonces ves a otro haciendo lo que tú haces, sin dejar de hablar o de leer el periódico, sin salirse de su propia monotonía.

Gestos como subirse las gafas por el marco en lugar de empujando el puente con un dedo o limpiar cuidadosamente la cucharilla del café en la taza antes de apoyarla en el plato o chasquear los dedos sin que apenas suene. Son cosas que no dicen nada de ti, que no te identifican en absoluto, pero al verlos en otra persona te hacen sentirla más asequible, menos extraña.

Lo hacemos para acercarlos (a los otros) más a nosotros, para hacerlos más nuestros, pero nos equivocamos al simplificarles, al cosificarles para poder abarcarles, porque no lo son, no son simples, ni abarcables...

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