El bosque
Llevaba ya varios meses ensimismada con el enorme arbol plantado delante de mi puerta, buscándole excusas, porques, soluciones varias, olvidándolo sin olvidarlo y reencontrándome con él cada día como si fuese el primero y cuando por fín ayer le encontré un parche, nada más que eso, y conseguí apartarlo de mi pensamiento durante unas horas y un sentimiento de alivio me invadió por completo descargando de mi espalda el pesado fardo de miedo y dolor, entonces, cuando bajé la guardia y perdí la referencia y me senté a un lado a alegrarme, entonces, me topé de golpe con el inmenso bosque que el arbol no me había dejado ver y tuve que sumarle un peso al peso anterior y tuve que sentarme de nuevo, esta vez a coger aire.
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