Quinquis (IV)
El ex-cara cortada (ya no lleva vendaje alguno y vuelve a parecer una persona normal, lo que le resta interés) y una servidora, compartimos una afición a estas horas de la tarde de este aburrido y poco estimulante martes. Ambos observamos desde nuestras ventanas, cada uno en la suya y dios en... en... nada, dios no aparece; decía que estamos pendientes del operario de telefónica que, encaramado a la escalera de mano más larga que jamás hayamos visto, que...la verdad es que no se que hace pero allí sigue encaramado.
Aunque le observamos por motivos distintos. Él le observa para ver si se cae de la escalera y yo lo hago para verle el c...no espera, los dos le observamos por el mismo motivo.
Y no se cae eh!
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