De sueños que merecen palos (V): Jo, qué saga!
En mi recien recuperada racha de pesadillas, llevo: una de bichos que me atacan (tras la que tuve que deshacer la cama y volverla a hacer para quedarme tranquila), una de casas rurales (que en cuanto empezó a ponerse porno en plan serie B... me desperté, jo), una de niños chinos diabólicos que vivían en el pueblo de una de mis ex (lo cual explica muchas cosas) y, at last but not least, una en la que hablaba inglés.
Y no, no es que yo supiera hablar inglés, nada más lejos de Cuenca, no, resulta que con mi nivel actual de inglés y con 200 pulsaciones por minuto (cardiacas, no mecanográficas) tenía que comunicarme con el resto de la humanidad que, no sólo no me entendía, sino que pasaba de mi en moto.
Y como ya no ceno, por lo que descarto el empacho como origen de las mismas, estoy a punto de desarrollar una retorcida teoría según la cúal mi cerebro se venga de mi por tantos y tantos años de maltrato psicológico (estudios) y físico (puertas que me salen al paso y barras de hierro que se materializan en mi presencia).
0 comentarios