Hace un par de días en Aragón Televisión (o como la llaman fuera de aquí por no tener ni puta idea: la cadena autonómica aragonesa; que ya me gustaría a mi ver con que cara llaman a la ETB o a TV3, cadenas autonómicas vascas y catalanas a pelo, pero como es Aragón, pues si no nos sabemos el nombre total, a quién cojones le importa, no?; que no es que me haya nacido la vena nacionalista aragonesa así de repente, es que tengo un primo, en el buen sentido de la palabra, trabajando en la tele esta y hay que defender el pan de la familia como si fuera el propio, aunque sólo sea por si dejan herencia XD) decía que en Aragón Televisión se emitía una entrevista de Penélope Cruz hecha, como todas las que se hacen y hacían a personas del mundillo del cine-televisión-música por estos lares, por el incombustible, por decir algo, Luis Alegre.
Ya digo que ha hecho muchas pero ninguna había tenido repercusión en las cadenas generalistas. Pero como Pe va a los Oscars pues una entrevista a esta mujer en este momento es todo un logro.
Yo no he visto la entrevista (no me gustan las que hace Luis Alegre porque parecen charletas de amigos en las que uno ya sabe lo que va a contestar el otro y porque Luis se rie de una forma que a mi personalmente me desagrada bastante) pero he visto retazos de la misma en Cuatro y en Telecinco.
Pero yo no quería hablar de la entrevista en sí, no. Yo quería hablar de Luis. Porque resulta que el susodicho me dió clase en la Universidad hace como cuatro años (durante aproximadamente una semana mientras le buscaban un sustituto porque el hombre debe hacer años y años que no da clase; eso si, tiene su despacho para él solito por el que debe pasarse una vez al decenio, quinquenio arriba, quinquenio abajo).
¿Qué si yo tenía asignaturas de cine y/o periodismo en la carrera? XDDDDDDDDD
Pues no, la verdad es que el colega, ahí donde le veis, amiguísimo de la flor y nata de lo que en este pais sale por la tele, me dió clase de Administración de Empresas y Organización de la Producción.
Y es un hecho incuestionable que nos debíamos aburrir todos en cantidad porque mientras nosotros nos dedicábamos a hacer apuestas sobre su condición sexual (votando ampliamente en el sentido en el que estais pensando, aunque váyaseustedasaber), él pasaba las hojas de apuntes con ese aire cansino del que se sabe nacido para hacer cosas más importantes.