Rutina
Hace días (quizás semanas, no lo sé) volví a ponerme el reloj. Puede parecer un hecho sin importancia pero evidencia una necesidad que mientras no lo llevaba, no tenía. No necesitaba saber la hora-minuto-segundo del día en el que estaba, total para que.
De momento he conseguido no recuperar la mochila-cartera-comosellame para ir a clase. Me he acostumbrado a los bolsos (aún no sé como porque no me gustan a pesar de lo superprácticos que digais que son) y a las carpetillas de plástico de colores estridentes (tengo unas rosas monísimas XD) cuyo único objetivo es no recordarme adonde voy, ni porque.
El martes se me acercó una chica, que conozco desde hace cuatro o cinco años y que no me cae bien, a la salida de clase. No me cae bien y además me recuerda donde estoy y porque, así que no le suelo hacer ni caso. Cosa que desde que se ha vuelto a dejar el pelo largo es tremendamente dificil porque la chica es insultantemente (in-sul-tan-te-men-te) guapa: rubia, ojos azules, piel morena, sonrisa perfecta...un asco, vaya.
Ya no me enfrasco en conversaciones sobre lo cabrón que es tal o cual profesor, sobre lo dificil que es tal o cual asignatura, sobre lo coñazo que son tales o cuales prácticas, sobre la cantidad de asignaturas que llevo y con quien y porque y lo que me queda o me deja de quedar, sobre fulanito que fijate que acabó ya o no o le queda no se qué, etcetera. Mantengo alguna (conversación) por educación, porque me preguntan, porque no me queda más remedio, pero nada más. Nada que me recuerde donde estoy y porque.
Y si, acepto, asumo, elijo, si...pero huyo de todo lo que me haga pensar en ello. Y el autismo como actitud vital es muy útil, pero estar seis meses desaparecida del mapa genera un interés que me limito a resolver con un cortante: descansando, que suena más a: y a ti que te importa!
Y el hecho de opositar (8 van ya, miedo me doy) hace que de momento el margen de error sea aceptable, pero ya veremos.
2 comentarios
la geniera -
Pobrecitas las dos
Unadel85 -