Mi doble personalida (VIII)
Mi doble personalida (b) y su doble personalida (c) no se llevan bien. (Yo soy (a), obviamente, que para eso soy el producto original)
En el cenit de su última discusión, tras horas de encarnizado enfrentamiento sobre la nada, (c) le dió la razón a (b) como a los tontos y eso terminó de desquiciarla. Después se la quedó mirando divertida, se volvió hacia mi y me guiñó un ojo.
No se si se ha puesto de mi lado o es que viene a por mi.